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Sep
26
5:30 PM17:30

Entrevista en la revista Proyecto diseño

A propósito de la exposición de sillas "Me Siento Bien"
Revista Proyecto Diseño

No hay muchas exposiciones sobre sillas en el panorama local, entonces ¿cómo surgió este proyecto?

Justamente surge del deseo de crear un espacio para hacer visible la producción de los diseñadores locales, que tienen pocas oportunidades de dar a conocer su trabajo. La red de salas de exposición de la Cámara de Comercio de Bogotá Artecámara, a partir de este año abrió su sede del Salitre para la difusión del diseño desde diversos frentes, para lo cual convocó a varias personas involucradas en este medio para que propusiéramos una exposición.
Yo creo que se pueden hacer exposiciones casi de cualquier cosa, y todas las cosas son susceptibles de convertirse en un tema de estudio. Siento un particular interés por los objetos de uso cotidiano, que tienden a ser invisibles y tal vez en eso radica su belleza. Por esto tomé como excusa un objeto que en apariencia no es muy complejo, si se le compara con un puente o un carro, pero que resume todos los retos que enfrenta un diseñador: funcionalidad, métodos de producción, materiales y por supuesto, estilo. Como la silla es uno de los pocos objetos que puede dar cuenta de la época y el lugar en que fue hecha, creo que encontré una buena excusa para echar un vistazo al estado del diseño colombiano.

“Me siento bien” tiene en el fondo un mensaje positivo, ¿se pretende hacer una manifestación optimista sobre el diseño o cuál es la esencia conceptual de esta exposición?

Es un juego de palabras que alude al bienestar que se siente con las cosas que están bien hechas, y ver que hay tantos diseñadores haciendo excelentes productos indudablemente es una señal positiva que demuestra las capacidades, el talento y la proyección del diseño colombiano, que está al nivel mundial y tiene todas las herramientas para combatir la avalancha de productos importados de dudosa calidad que llenan los almacenes.

¿Qué tan fácil o difícil fue la selección de los diseñadores? ¿qué condiciones se establecieron para escogerlos?

Se hizo una investigación a partir de diversas fuentes (revisión de publicaciones, visitas de campo, excavaciones en internet, interrogatorios a amigos arquitectos, etc.) y se eligieron seis estudios de diseño activos con una producción importante de mobiliario y un taller de sillas para involucrar a la academia. Al principio no tenía muy claro lo que estaba buscando, pero a medida que fui encontrando a los diseñadores logré identificar lo que me interesaba mostrar: calidad en el diseño, rigor en la factura y la cualidad de estimular en el usuario esa sensación de bienestar que mencioné arriba.

¿Qué se les pidió a los diseñadores hacer? ¿son nuevos diseños?

Algunos mostrarán piezas que ya existían antes de la invitación y otros aprovecharán para exhibir diseños nuevos, por esto algunas piezas ya tienen producción, mientras otras son prototipos.

El diseño de sillas es un campo de acción clásico de diseñadores y arquitectos, en Colombia hay trabajos destacados pero esporádicos, ¿pretende esta exposición hacer una reflexión sobre este tema?

Más allá de la reflexión sobre los trabajos destacados, la exposición pretende acercar a la gente al diseño desde un lugar donde pueda dimensionar su importancia y su relación con el entorno histórico y cultural, desde un objeto que le es familiar pero cuya historia desconoce; aparte de ser una muestra de aciertos, la exposición ofrece una revisión histórica de la silla a través de una infografía. Adicionalmente se enriquecerá la muestra con una conferencia del maestro Guillermo Restrepo, quien constituye una autoridad en el tema del mobiliario, y con un taller de construcción colectiva en cartón reciclado por Samuel Córdoba de la Fundación Promedio, para señalar también la importancia de los recursos y los materiales.

¿Identifica algún hilo conductor o de identidad entre los diseños presentes en esta exposición?

Creo que hay en cada caso un equilibrio entre la labor artesanal del oficio y la proyección profesional del producto masivo que busca recuperar y potenciar saberes tradicionales de forma novedosa.

¿Qué comentario nos podría hacer sobre materiales, formas y texturas presentes en la exposición?

Como la muestra reúne sillas de uso tanto interior como exterior hay maderas y telas, pero también metales (tubos galvanizados, hierro forjado) y plásticos. Además, hay una silla hecha con cartón reciclado. Esa gastada noción de que Colombia es un país riquísimo en recursos de repente se llena de sentido, porque la riqueza no solo consiste en tener los materiales, sino en el ingenio para sacarles provecho.

Después de ver las sillas, ¿cómo nos sentamos y cómo nos sentimos los colombianos?

Muy bien. Espero que luego de visitar la exposición quienes vayan se sientan bien apoyando el diseño colombiano con su presencia.

¿Se prevén otras temporadas de la exposición?

Por ahora no, pero esperamos poder seguir trabajando en esa dirección.

Nobara Hayakawa es también la directora del PechaKucha Night Bogotá, que este año se realizo el 1 de agosto en la Universidad de Los Andes.

Sobre el PechaKucha, ¿cuál fue el balance del evento?, ¿cómo ven los diseñadores participantes el panorama del diseño en Colombia?

El más reciente volumen, celebrado en la Universidad de los Andes, tuvo una convocatoria enorme, y creo que ese es un claro indicador de que la gente está interesada en lo que hacen otras personas. La sensación final, tanto de participantes como del público, es que hay muchas posibilidades de acción en el campo de la creatividad, es una noche muy estimulante para todos los involucrados.

¿Qué otros proyectos está trabajando actualmente?

Estamos colaborando en la configuración de la programación de La Otra Radio, la emisora de La Otra Bienal – Arte Contemporáneo, que se celebrará del 7 al 30 de noviembre en los barrios La Perseverancia, La Macarena y Bosque Izquierdo en Bogotá, y empezando a organizar el volumen 11 de PechaKucha Night Bogotá, que será el 14 de Noviembre en la Universidad Jorge Tadeo Lozano, gracias al entusiasmo de Alejandro Piscitelli.

¿Desde su visión como curadora cómo ve el estado del diseño colombiano?

Creo que hay mucha gente talentosa y trabajadora fortaleciendo el gremio desde su frente personal, y espacios como el que abre Artecámara constituyen un importante apoyo para su crecimiento; estoy convencida de que esta es una oportunidad muy valiosa para que la gente se acerque al diseño sin la inhibición que a veces imponen las tiendas de diseño o el entorno puramente comercial de los espacios feriales. En la medida en que los usuarios conozcan mejor los productos podrán tomar mejores decisiones, para beneficio de todos y mejorando su calidad de vida.

Expositores

Samuel Córdoba
Reinhard Dienes Studio
DosUno Design
Perceptual Studio
Mariana Vieira
Guillermo Restrepo
Workshop de sillas Departamento de Diseño y PEI – Pontificia Universidad Javeriana

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Jul
29
5:30 PM17:30

Entrevista en Infinitylab

A propósito de PechaKucha Night Bogotá.

En infinitylab hemos estado a la expectativa del próximo PechaKucha Bogotá que este jueves 1 de agosto celebra su décima versión en el auditorio Mario Laserna de la Universidad de los Andes (Entrada Libre). La verdad es que estamos muy contentos, porque entendemos que este es uno de los ciclos de conferencias para diseñadores y creativos más importantes del mundo y uno de los espacios culturales más importantes de Bogotá.

Con mucha curiosidad buscamos a Nobara Hayakawa, la organizadora y embajadora de PechaKucha en Colombia, para que compartiera con nosotros su opinión personal del panorama cultural de la ciudad, sobre lo que piensa de la gestión actual de las industrias creativas del país y para que nos hable un poco de la misión de PechaKucha en Colombia.

Infinitylab: ¿Por qué hacer un evento de PechaKucha en Bogotá?

Nobara: Al principio estuvimos impulsados por la curiosidad de saber qué es lo que estaba pasando en las mentes de los bogotanos, y nos lanzamos a ensayar el formato en un pequeño restaurante con tarima. Pero luego de experimentar la buena energía que circula luego de una noche PechaKucha, se convirtió en una pasión. Entonces lo hacemos porque nos gusta.

Ilab: ¿Como ves el panorama cultural en Bogotá en comparación con otras capitales del mundo en donde se realiza el evento?

N: El evento se celebra ya en 666 ciudades, desde las más grandes capitales como Nueva York, hasta lugares remotos de Australia como Albury-Wodonga, que tiene poco más de 100.000 habitantes, así que es muy difícil hacer un ejercicio comparativo, ya que siempre habrá lugares con mayor actividad cultural y otros donde PechaKucha es casi lo único que sucede. En el caso bogotano el panorama cultural se ha expandido mucho en los últimos años, gracias a los gestores privados. Los inversionistas hasta ahora están empezando a entender que la cultura es una industria boyante; sin embargo aún es largo el camino, y abundan los proyectos que no han podido ver la luz por falta de presupuesto.

 Ilab: ¿Cuál crees que es el mayor reto de los diseñadores, artistas e innovadores en la actualidad?

N: Tal vez sea lograr que su trabajo sea auto-sostenible. Un diseñador empleado en una agencia de publicidad quizá se sienta frustrado por no poder trabajar en lo que realmente le interesa, mientras artistas se dedican a otros oficios para sobrevivir. Esto va en contravía de sus sueños, de sus capacidades y de la formación que recibieron (y por la que normalmente pagaron un alto costo), así que es fundamental encontrar la manera de poder hacer lo que se quiere ser. Esto aplica para cualquier profesión, uno debe tratar de encontrar su lugar en el mundo.

 

Ilab: ¿Cuál crees que es la misión de PechaKucha alrededor del mundo?

N: No sé si exista una misión como tal, creo que es un organismo vivo que ha ido creciendo ante los sorprendidos ojos de sus creadores, una pareja de arquitectos en Tokio que en principio solo querían atraer gente a su enorme y -antes- vacío bar. Con la centralización de la información de todos los eventos en un solo portal se hace evidente el deseo de configurar una gran comunidad global alrededor de la creación. En ese sentido, la misión sería acercar a las personas, con todo lo que esto puede implicar.

Ilab: En Bogotá se habla de una emergente industria de la creatividad compuesta por diseñadores, realizadores audiovisuales, publicistas, arquitectos y músicos pero ¿existe en Colombia una verdadera industria creativa?

N: Como lo mencioné antes, hay una enorme cantidad de gente con ideas y la capacidad de desarrollar proyectos, pero todavía debe luchar por la validación social de su trabajo, que se traduce en honorarios ajustados a su esfuerzo y capacidades, y también en financiaciones y apoyos; antes se dependía casi exclusivamente de las ayudas institucionales, lo cual limitaba muchísimo el panorama, pero se empieza a sentir el cambio a medida que los patrocinadores privados reconocen el valor no solo simbólico sino material de la cultura. La industria creativa se verá cuando los músicos dejen de tocar gratis, los diseñadores dejen de sentir que cualquiera en posesión de un software sea competencia, cuando la gente asista al cine colombiano en masa, etc.

Ilab: ¿Cuál piensas que es el límite que separa al diseño y a las industrias creativas de la gestión cultural?

N: Lo que ha sucedido de manera espontánea es que diseñadores y artistas que querían sacar adelante sus ideas se fueron convirtiendo en una suerte de emprendedores empíricos, pero una industria cultural como tal exige profesionales formados en gestión que conozcan el funcionamiento del mercado y la legislación entre otros, y que tengan además el criterio para desarrollar los proyectos. Los diseñadores y artistas no estamos entrenados para enfrentar retos de esa naturaleza y puede llegar a ser muy desgastante. La creación y la gestión van de la mano, pero son oficios completamente diferentes.

Ilab: ¿Cuál es la posición del gobierno y las instituciones frente al fortalecimiento de la cultura en Colombia?

N: Tenemos un Ministerio de Cultura a nivel nacional y un Instituto de las Artes a nivel distrital que son los entes encargados de administrar los dineros destinados al rubro cultural, y que ofrecen becas, premios y apoyos por concurso a quienes quieran y puedan llevar a cabo proyectos enmarcados dentro de los intereses de estas instituciones. Infortunadamente nunca son suficientes, y en este país, donde la salud y la educación están por debajo de otras prioridades, la cultura es casi un accesorio.

Ilab: La gestión independiente se ha convertido en la vía de transformación cultural de la ciudad, en tu experiencia ¿Puede existir un equilibrio entra este tipo de gestiones y las realizadas por instituciones?

N: Debería haberlo. En un panorama ideal, habría instituciones que proveen más escenarios e infraestructura (más presupuesto mejor administrado) para promover esas manifestaciones que conciernen a lo institucional (memoria, identidad, patrimonio, innovación, etc.) y de manera simultánea, tendría que haber empresas privadas con el músculo económico para estimular otro tipo de manifestaciones culturales. Esto se traduciría en una ampliación del espectro y un enriquecimiento de la vida para todos los ciudadanos. Los gestores independientes hallarían espacio en ambos campos o combinarían los apoyos, como lo ha hecho el Festival Iberoamericano de Teatro.

Los grandes espectáculos culturales de los que ha gozado la ciudad recientemente son en su mayoría privados, como el teatro de un potentado que trae intérpretes de talla mundial y un festival de música con un cartel de bandas mucho más importante que el festival de rock oficial. El gran mérito de los independientes es que están educando al público, que ya no recibe con el mismo ciego entusiasmo lo que ofrecen las instituciones.

Ilab: ¿Cuál crees que es la posición de los empresarios e instituciones sobre la gestión cultural, existe verdadero apoyo o la cultura se ha convertido en una postura de cajón?

N: Hay figuras legales como la reducción de impuestos a las compañías que hacen donaciones a la cultura que de algún modo estimulan el apoyo, y hay algunos empresarios que entienden los beneficios económicos de involucrarse en este tipo de proyectos, pero quienes los hacemos nos enfrentamos a nuestra propia ignorancia: ¡no sabemos cómo ni dónde pedir la plata!

Para lograr consolidar una genuina industria de la cultura hace falta mucha más gente preparada para sacar adelante toda la riqueza que permanece oculta en los estudios y talleres de los creadores. En la medida en que crezca esta fuerza, instituciones y empresarios querrán involucrarse: ¡también hay que educarlos a ellos!

Ilab: ¿Cómo fortalecerías la industria cultural en Bogotá?

-¿Si fuera alcaldesa de Bogotá, dices? ¿o si fuera millonaria? (risas)

N: Yo creo que los ciudadanos comunes y corrientes podemos aportar a la cultura local acudiendo a los eventos, asistiendo a todo lo que sea posible, porque un público formado, con criterio y que exige las cosas bien hechas es la verdadera fuerza y la razón por la que existen las manifestaciones culturales. Es mejor ir a un concierto que pasear por el centro comercial. Y los ciudadanos que trabajamos en este medio de las artes y la cultura no podemos dejarnos vencer: así sea poquito lo que hagamos, es importante y es mejor que nada.
Ilab: ¿Qué recomendaciones le harías a todos aquellos que quisieran emprender un proyecto independiente que favorezca la cultura?
N: Que tengan paciencia, que perseveren y se asocien con personas que los puedan guiar y apoyar en los procesos más difíciles de entender para un entusiasta de la cultura (responsabilidad social, administración de presupuestos, logística, etc.). 

Gracias Nobara por compartir con nosotros tu opinión.

¡Esperamos que tengas mucho éxito con este próximo PKN que se avecina!

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Dec
26
to Dec 27

Entrevista en El Espectador

Por Liliana López Sorzano.

Se dedica a la docencia en el diseño y las artes visuales pero un gran   pedazo de su vida es la música y la exploración creativa en fotografía, pintura e instalaciones. Su último proyecto fue un performance para voz : ‘electro-domesticaciones’.

Por: Liliana López Sorzano

“Mi extraña trayectoria musical incluye covers en finos restaurantes de las afueras de Tokio, gritos y susurros en oscuros bares de Roppongi, bossa novas en antiguas bodegas, y canciones en japonés para fiestas de decoración colombianas”. Así, Nobara Hayakawa describe con modestia su recorrido con la música en su blog que lleva la onomatopeya del silencio como nombre.

Este viaje de cantos y notas no sólo se rrefiere a eso porque el piano clásico lo estudió con rigor hasta los 16 años y la música siempre ha estado ahí y siempre estará. También pasó por el pop dulce alternativo, pero lo que más le gusta es la música experimental y la improvisación. Su último proyecto fue una presentación en la Fundación Gilberto Alzate Avendaño de la mano del compositor  Daniel Prieto, llamada Electro- domesticaciones, un performance para voz, video y electrodomésticos que se debatió entre lo melódico y lo experimental y el uso de la imagen como otro instrumento, más allá de lo estético.

Siguiendo la idea de Luc Ferrari, figura legendaria de la música concreta, de que los sonidos hay que aceptarlos por lo que son y apreciarlos en sus cualidades únicas, decidió acompañar su delicada voz con los diferentes tempos de una lavadora, el ronroneo de una nevera, el tic tic de un horno, el sonido de las astas de una batidora y los cambios de intensidad de potencia de una aspiradora. El concepto que se advierte de lo doméstico siempre le ha parecido íntimo y entrañable. A pesar de que pueda parecer contradictorio utilizar los ritmos del cotidiano y mezclarlos con los beats de la electrónica, a Nobara le resulta interesante potenciar lo primitivo a través de la tecnología y no el lado contrario tan expandido en las músicas actuales.

Esta mujer con cara, nombre y apellido japoneses es más colombiana de lo que aparenta. Su padre, arquitecto paisajista, llegó a Bogotá acompañado de su esposa por un contrato de un año que se convirtió en toda una vida. La familia de sangre está en Tokio, pero la cercana, la de todos los días, se fue armando con lazos de amistad y hoy en día funciona como putativa.

Estudió Diseño Gráfico en la Universidad Nacional, carrera con la cual se identifica por su generosidad porque es la democratización del arte y con la cual no comparte su relación indisociable con la publicidad. Por eso su relación cercana con las artes plásticas, tema en el que  hizo una maestría en Tokio. Como suelen hacer las segundas generaciones, Nobara negó su origen porque quería hacer parte del entorno y nunca aprendió japonés. Le tocó empezar de cero con el idioma, pero su aprendizaje fue rápido porque el sonido estaba en el cerebro y seguramente algo se había permeado en la infancia. Hubo una conexión emocional con la cultura que se traducía en el respeto y la preocupación por el otro, en el orden de las reglas, en el sentirse muy cómoda con su cuerpo y en la fascinación por la comida y los olores. Ese lado que llevaba tanto tiempo oculto se reveló. Sin embargo, después de cinco años, regresó a Colombia porque empezó a extrañar pensar, leer y soñar en su lengua materna y a percibir que vivía de una manera mecanizada en una sociedad muy cerrada.   

Puso un pie en tierra colombiana y ya tenía trabajo como profesora. Ahí comenzó el tour de la docencia que inició en la Universidad Jorge Tadeo Lozano, siguió en la Javeriana y empezará el próximo año en Los Andes. Nobara es multidisciplinaria y no suele quedarse quieta. Fue la organizadora y promotora en Bogotá de un festival de artes que se ha esparcido como un virus alrededor del mundo, llamado Pecha Kucha (traduce echar cháchara), que fue creado por unos arquitectos ingleses en Tokio. El obejtivo era presentar proyectos artísticos de diferentes áreas de 20 imágenes por 20 segundos para mostrarse y conectarse. 

De su lado artístico le gusta reflexionar sobre el tema de la religión y por eso erige altares porque le encanta el deseo de comunión entre lo humano y lo divino. Su producción artística siempre ha partido de las ideas y quizá se deba a la tara de formación del diseño donde siempre se quiere decir algo más allá de la belleza. Como politeísta o de pronto la otra manera de ser atea, les reza tanto al Divino Niño, como a Buda y al Espíritu del agua. Puede que ella misma se considere dispersa por el hecho de estar en muchas vertientes del arte, el diseño, la música, el arte y la fotografía sin saber que esos disparos siempre alcanzan un objetivo. “Éste es el alivio del tonto que sonríe cuando se da cuenta de que no está solo, que la indecisión es endémica, que no soy la única haciendo un poco de todo con la esperanza de que ojalá sea cierto eso de que es mejor ser malo para todo que bueno para nada”.

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